Marine-Terrace, Saint-Hélier, Jersey, 29 de septiembre de 1854.
"La muerte" le habla a Víctor Hugo por medio de la mesa:


—Tu trabajo póstumo puede ser aun algo viviente, de modo que a ciertos intervalos pueda hablar a la posteridad y decirle cosas desconocidas que habrá tenido tiempo de madurar en la sepultura. Lo que es imposible hoy es necesario mañana. En tu última voluntad y testamento, espacia tus trabajos póstumos, uno cada diez años, uno cada cinco años. ¿No puedes ver la grandeza de una tumba que, de tiempo en tiempo, en periodos de crisis humana, cuando alguna sombra pasa sobre el progreso, cuando las nubes eclipsan el ideal, de repente abre sus labios de piedra y habla?. La gente busca; tu sepultura encuentra. La gente duda; tu sepultura afirma. La gente niega; tu tumba demuestra. ¿Y que demuestra? Lo que contiene; demuestra, con no sé que obscura y solemne autoridad, todas las verdades que hoy aún se encuentran en el futuro. Tu muerto, ayudas a los vivos. Tú mudo, los educas. Tú, invisible, los ves.